La espiritualidad afro toma un rol preponderante en la construcción colectiva decolonial actual por su poder contra hegemónico.
Porque nos enseñaron a desconocer nuestra raíz espiritual milenaria africana y originaria para debilitarnos como comunidad. Quisieron matar nuestro espíritu, porque los cuerpos los precisaban para ser explotados. Pese a todo no pudieron completar el etnocidio, el asesinato epistémico, aunque permanece la violencia simbólica estructural que nos rodea. Y en el caso de las religiones de matriz afro, nos damos a conocer siempre defendiéndonos, casi nunca podemos contar nuestra historia real, nuestro propio relato.
No sólo tenemos alma, sino filosofía religiosa original, una identidad que se refleja también en la forma de interpretar el mundo y sus misterios visibles e invisibles. Somos religiosidad étnica de las que hay pocas en el mundo. Una riqueza cultural perseguida y depreciada en contextos capitalistas consumistas, por su generosidad y abundancia de buenas prácticas comunitarias, basadas en la tradición de veneración y cuidado a las fuerzas de la naturaleza.
Se precisan muchas instancias afrocentradas y etnoeducativas porque estas cuestiones no se aprenden en la educación pública que enseña dioses griegos, nunca Pachas Mamas ni Orixás. Es necesario deconstruir el pensamiento hegemónico, para construir un futuro plural sostenible, descolonizando el conocimiento y garantizando DDHH para nuestra negritud afrodiaspórica.
“Atabaque" es un término bantú, que alude genéricamente al tambor ritual africano llegado con la trata esclavista. Atabaque como agrupación, nace en Uruguay de una necesidad social aunque en ese momento no lo supimos. Y como toda llamada de tambor; es resistencia, identidad y fuerza. Una organización cultural, política y religiosa afroamerindia que trabaja en la sociedad uruguaya por un país sin exclusiones, abriéndose paso entre los estigmas desde 1997.
Entre los objetivos está reivindicar la sabiduría y legado ancestral de las poblaciones originarias, creencias sustentadas en la Naturaleza que son nuestros Orixás, predicar la libertad y justicia social entre los seres humanos, y promover la diversidad cultural como riqueza, por una sociedad pluri étnica, multicultural y antirracista.
Un escenario donde se respeten todas las identidades, especialmente las que son raíz: pueblos originarios, africanos y afrodescendientes, históricamente violentados por el poder invasor dominante blanco hegemónico de matriz europea.
Hemos contribuido con compromiso militante, a la dignificación de la religión Umbanda y Cultos Afro, enarbolando nuestra lucha como parte de la herencia africana, enfrentando cotidiana y normalizadamente la burla, el desprecio, y los prejuicios. Estereotipos e intolerancia que perviven bajo nuevas formas; a pesar de la militancia de tanta gente, durante tantas décadas. Y aunque hayamos logrado leyes que penalizan los actos de odio en razón de la fe.
Un ejemplo importante: a fines del 2023 Atabaque realizó un Informe Alternativo a Naciones Unidas por el crecimiento de ataques a cultos afro en frecuencia y en violencia con denuncias comprobadas mediante expedientes. En un hecho inédito, el Alto Comisionado de DDHH en Ginebra envió recomendaciones al Estado uruguayo, señalando la obligación de los gobiernos de garantizar el derecho de culto y la no discriminación hacia la religiosidad afro. A raíz de esto, la INDDHH nos brindó un espacio de trabajo para bajar a tierra dichos aportes y presentarlos al Gobierno a la brevedad.
A lo largo del tiempo hemos tenido incidencia en varios textos de leyes, más que nada en los aspectos educativo y cultural, buscando salvaguardar las expresiones tradicionales africanas e indígenas, siendo parte por ejemplo, de la primera integración de la Comisión contra el Racismo, Xenofobia y todo tipo de Discriminación que existe en nuestro país a nivel nacional, siempre en defensa de la libertad de cultos constitucional e internacionalmente consagrada.
En el 2009 fue posible incidir en un texto legal actualmente vigente, que permite ejercer de derecho la faena ritual de animales comestibles, que de lo contrario estarían prohibidas. Logramos la excepción en el Art3/18471.
Luchamos contra el racismo religioso consecuencia del racismo estructural, promoviendo la presencia de cultos de matriz afro en ámbitos del quehacer cívico y como parte de la macro identidad uruguaya, incluso tuvimos presencia parlamentaria en dos legislaturas, en un hecho político inédito en nuestro medio.
Accionamos ante el Ministerio del Interior logrando la destrucción de los llamados Permisos de Jefatura; registro inconstitucional de templos de Umbanda y afines instaurado en dictadura, que siguió luego de ésta propiciando aun en democracia; acoso policial, criminalización y clandestinidad de los terreiros.
Llevamos el Diálogo Interreligioso Uruguayo a ámbitos del Mercosur durante la Presidencia Pro Témpore de nuestro país siendo facilitadores.
Desde los comienzos, establecimos vínculos de intercambio fuertes con la militancia afrodescendiente organizada, logrando intra colectivo, la comprensión acerca de que los cultos son parte sustancial de la cultura afro, la esencia. Por eso incluso fueron demonizadas las creencias y rituales nativos y africanos, por su poder de relisiencia, emancipación y empoderamiento.
Dato interesante: Cuando surge Atabaque, no era frecuente que militantes afrouruguayos se reconocieran religiosos afro, basta ver las actuaciones de los colectivos negros de otras épocas que en su mayoría no defendían el culto como cultura. Las lideranzas afro no declaraban su religiosidad de cuño africano abiertamente, si es que la tenían. La autocensura funcionó allí, útil al racismo estructural; ser afroumbandista, ser “macumbero” se percibe socialmente menoscabante, asociado a magia negra o brujería, con la palabra “macumba” usada como insulto en el imaginario social. Prueba de que los cambios culturales no se decretan por ley y son procesos lentos, hijos de luchas interminables.
Y atención; No decimos que sea obligación ser de religiones afro por ser afrodescendientes, sin embargo, es derecho humano conocer y reconocer la historia y memoria ancestral completa. De los barcos negreros no bajaron evangélicos ni católicos nuestros abuelos y abuelas africanas, traían sus propias creencias lo único que les dejaron, legado espiritual generoso para la humanidad.
Desde una educación no formal, afrocentrada y con la espiritualidad como eje pedagógico, Atabaque ha promovido una visión educativa que reconoce las raíces africanas e indígenas como parte esencial de la macro identidad uruguaya. También hemos abogado por la inclusión de contenidos sobre tradiciones sagradas afroamerindias en las currículas de enseñanza pública, lo cual habilita la ley de educación pública vigente. Sólo que nunca hay presupuesto para estos temas siempre desplazados, qué casualidad.
Enseñar los orígenes en forma integral, focalizando en poblaciones subalternizadas incluyendo el corazón de las culturas que es su convicción religiosa, es una forma de recuperar las raíces invisibilizadas de la Historia y por ende, un aporte necesario para una mejor democracia.
Basta de modelos impuestos, hoy asistimos a un cambio de paradigma, es hora de descolonizar el conocimiento y usar el poder de la palabra para llamar a nuestras verdades por su nombre. son insumos para la fase reparatoria que avisoramos, y que más que urgente; es una emergencia. ¡AXÉ!
Susana Andrade
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