martes, 31 de agosto de 2021

Macumberos contra el racismo. Y contra el racismo “Macumberos”

Es la primera vez en el mundo que el 31 de agosto es el Día Internacional de los Afrodescendientes.


Lo aprobaron las Naciones Unidas y un “Día de”, siempre es un llamado de atención. 

Sin falsas expectativas hay que aprovecharlo, porque el contenido es lo que importa y es posible incidir aunque sea un poco, cada cual desde su coyuntura.

Las poblaciones afrodiaspóricas y originarias aún esperan una justa reivindicación.

Lo que se hizo con la trata transatlántica por cinco siglos fue un trauma planetario.

Con el pedido de perdón o el reconocimiento a las víctimas no alcanza.

Leyes, acciones afirmativas y políticas de búsqueda de equidad racial son bienvenidas, aunque tampoco alcanzan.

La colonización centenaria perpetrada por monarquías europeas y sus aliados, en las llamadas américas es un mal incurable de estragos perpetuos e irreversibles. Señalar esos crímenes de lesa humanidad, a los responsables y sus secuelas en términos de tribunales internacionales y en todos los términos, es una cuestión de dignidad universal.

Se torna democráticamente necesario resistir al racismo sistémico y a la supremacía capitalista.

Son tiempos de pensar un verdadero Nuevo Mundo libre de injusticias porque el Pachakutik quechua es llegado y las verdades relegadas se abren paso. La Tierra en todas sus dimensiones busca el equilibrio natural, recuperar la armonía global, lo cual significa valorizar la memoria ancestral, que nadie sufra necesidades y se haga un justo reparto de las riquezas.

Revisar el pasado en el presente para mejorar el futuro.

Y en esa transformación profunda hay viejas deudas que honrar, monetarias y de las otras, muchas de ellas incuantificables en dinero aunque también correspondería porque son lesiones emocionales comunitarias heredadas.

Fueron avasalladas e invadidas poblaciones que luego sufrieron dictaduras y sufren guerras y guerrillas, miserias humanas y materiales derivadas de las políticas de colonización de las grandes potencias que diezmaron, degradaron y empobrecieron para siempre países que podrían ser prósperos, que además pagaron o están pagando aún a sus victimarios la “liberación” lo cual es meridianamente inmoral además de increíble. Actualmente deberían fluir indemnizaciones de toda índole. Las devoluciones económicas son obvias y deben ser actualizadas acorde a los daños y a los años, por todo lo que destrozaron y se robaron en las llamadas “conquistas” los países imperialistas que algunos aún ¡poseen colonias!

Son irreparables la esclavización, la instalación del racismo estructural, los resabios sicológicos de las víctimas directas y sus descendientes indígenas y africanos, sociedades modernas que cargan con esa herida social, la merma en la población mundial por torturas y asesinatos organizados, desmembramiento de familias, despojo, cambios en los ecosistemas por la depredación de tierras, riquezas y personas, la marginación institucional de sectores históricamente subalternizados que ven recortados derechos y oportunidades por sus origenes étnicos. Demasiada injusticia.

No hay que bajar los brazos en los reclamos si concientemente queremos colaborar con nuestras democracias llenas de buenas intenciones aunque débiles aún para enfrentar tanta desigualdad.

Especialmente si alternan en el poder los intereses neoliberales de derechas que apuntan a favorecer al capital, en lugar de empoderar al pueblo y promover la movilidad social. En regiones que son las más desiguales del mundo debido a las invasiones, donde sobrevuelan los contextos críticos y aún pesa la colonización ideológica, dedicarse a enaltecer la caridad y el asistencialismo, es contribuir a consolidar el poder y la riqueza para los ricos y la pobreza y sumisión para los pobres, el clasismo, el racismo, el patriarcado y por ende, asegurar lugares de marginalidad para franjas sociales estructuralmente oprimidas, quienes con sus carencias sostienen a privilegios y privilegiados.

Las sociedades no son injustas por casualidad.

Se avanza o se retrocede en los avances por una lucha de intereses constante que promueve la exclusión. El sistema capitalista que impera nace de las fortunas acumuladas con el tráfico esclavista.

Muchos de los que hacen congresos mundiales y firman convenciones internacionales contra las discriminaciones son los que las generaron y disfrutan de sus beneficios sin hacerse cargo en profundidad. Descendientes de verdugos que hoy gozan del producto de hurtos continentales, botines de genocidios y etnocidios, son responsables; ellos y sus gobiernos. Mientras tanto hacen gárgaras con los “dias de” y distraen con firmas de declaraciones contra esto y lo otro, maquillando la indignidad de la indigencia multidimensional y provocada.

La lucha no es estéril aunque sea demasiado desigual. Nos queda empujar los procesos de cambios sustanciales, de búsqueda del buen vivir colectivo, aunque haya que tocar hegemonías dominantes para repartir el goce de la ciudadanía sin arbitrariedades. Se trata de libertades y derechos.

Alguien dijo “llegará el día en que el mundo sea generoso por necesidad” y creo en eso. Es el Ubuntu la filosofía africana, si no estamos bien colectivamente nadie podrá estarlo. Y cada vez quedan más en evidencia los explotadores por la movilización de los explotados.

Desde Atabaque-IFA del Uruguay, estamos trabajando en el “Proyecto Macumberos; Antiracista, Educativo y Diverso” tomando adrede una palabra de la que casi nadie conoce su significado, y sin embargo se usa vulgarmente para referirse con desprecio a las personas que profesan cultos de matriz afro.

También nos dicen a veces “negros macumberos” a modo de denostar a alguien de piel oscura, aunque sea de otra religión o no tenga ninguna.

Contra mí una vez tuitearon; “Te dieron la oportunidad de ser gente y elegiste ser macumbera.”

Sobran comentarios.

Volviendo a lo constructivo. La iniciativa multidisciplinaria -literaria, musical, artística, pedagógica, académica, etc.- se propone a través de varias acciones, sensibilizar acerca de que CULTOS AFRO ES CULTURA AFRO: y ese aspecto numinoso de matriz africana, promueve RESISTENCIA, IDENTIDAD, ANCESTRALIDAD y RESILIENCIA lo cual contribuye con toda la sociedad.

Más allá de lo que puedan decir los odiadores profesionales, hoy “MACUMBEROS” es un proyecto cultural que ya está en trámites.

La tarea y su denominación, apuntan directo a enaltecer lo que nunca debió ser insultado porque pertenece a la identidad afro y porque la violencia hacia lo étnico racial es delito.

En una página de ONU decía que celebrábamos por primera vez este día…

A los afrodescendientes nos falta mucho para celebrar.

Sigamos luchando en paz, por la paz que trae la justicia social.

¡Adelante macumberos del mundo!

Con fe y amor por la humanidad lograremos la equidad.

SUSANA ANDRADE