miércoles, 9 de julio de 2014

SIEMPRE A LOS MISMOS: INTOLERANCIA VERSUS CONVIVENCIA‏


Ante reiteradas denuncias a templos afroumbandistas por supuestos motivos de ruidos molestos a raíz del toque del tambor, como colectivo cultural uruguayo afroamerindio, trabajando por inclusión social, diversidad cultural y convivencia desde 1997 queremos reflexionar sobre algunas observaciones.

Las sesiones son en horarios y días en que normalmente la gente hace sus fiestas y salidas de esparcimiento y esto es así en lo cotidiano. Los practicantes de religiones afro somos trabajadores como cualquier uruguayo y disponemos de las mismas horas libres que todo el mundo y también tenemos que descansar además de las responsabilidades laborales. Excepcionalmente -como cuando en una familia se celebran cumpleaños- el horario se extenderá un poco y seguramente sea un sábado o víspera de feriado.

Tenemos un marco legal que ampara el libre culto como derecho humano las 24 horas del día. Pero no vivimos en la selva, y la ciudad y su urbanismo requieren contemplación de los derechos de todas y todos.

Estas aparentes quejas por “ruidos”, encubren peligrosamente cada vez más odio hacia las religiones afro y una agresividad marcada contra sus fieles, con el agravante de una iracundia explícita que va rápidamente de amenazas de exterminio a episodios de menoscabo sistematizados.

Molesta que existamos.

Posibles incomodidades por el tambor lo toquemos o no, pasan a “acá no queremos brujos” “fuera demonios del barrio” y cosas por el estilo. Aclaro que la policía no tiene nada que ver con “ruidos molestos” y las disposiciones municipales tienen previsiones para espectáculos públicos con lucro, industrias o circulación automotriz, no para religiones.

En el 2002 Atabaque logró el cese de los expedientes a templos umbandistas que Orden Público exigía, un “fichaje” claramente inconstitucional conocido como “permiso”. Rige el art. 5º de la Carta Magna, existen leyes penales contra el ultraje a los cultos y sus ministros, contra la discriminación por razones de creencias, convenios internacionales refrendados por nuestro Gobierno, y sin embargo, la violencia contra la cultura afro y sus manifestaciones rituales parece crecer.

En lugar de dialogar las agresiones se suceden; pedradas contra el templo, insultos a la gente que entra o sale, explosión de bombas atemorizantes, a veces cercamientos, y mediando siempre el ensañamiento de alguien -por lo general fanáticos neopentecostales- la situación se vuelve acoso.

Se suceden quejas en el área policial que reitero, no corresponden, además de que el intolerante abusa del recurso a su placer para torturar a los integrantes de ese centro religioso; es obvio que si un agente policial golpea en medio de una sesión se estropea todo; y lo siguen haciendo a veces aunque interrumpir una ceremonia religiosa sea delito y aunque ya no existan los “permisos” de Jefatura.

Comienzan a juntar firmas para echar al “macumbero” o a la “macumbera” del barrio y el clima se enrarece a tal punto que es imposible hacer ninguna ceremonia de elevación espiritual por el miedo, la tensión y el malestar moral que cunde por las reacciones violentas del vecino exacerbado.

Otro agravio es el descrédito público, pues corre enseguida el prejuicio; “será un templo ahí o qué será que viene la policía dos por tres”.

Se accionan mecanismos inconscientes de exclusión impuestos sin razonamiento, fundamentalismos y hegemonías que no permiten aceptar más verdad que la propia.

Alertamos de esto a la sociedad.

Ninguna fractura social nos hace bien, por eso trabajamos en el diálogo interreligioso, buscando paz colectiva, levantando banderas comunes de valores que nos hacen bien como nación integrada e integradora.

No más odios.

SUSANA ANDRADE – ATABAQUE

2 comentarios:

  1. Amiga Susana, siento que no puedo hacer mucho solamente expresando mi repudio a la intolerancias que sufren, aún así me sentirá mucho peor si guardara silencio y no demostrara mi indignación.

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