miércoles, 19 de febrero de 2014

La Macumba es nuestra‏

La palabra “macumba”, usada popularmente en forma peyorativa para señalar ritos afro, es un término que alude a expresiones litúrgicas, al tambor consagrado para llamar a los espíritus en dichas ceremonias bailadas y cantadas, y a las propias ceremonias; clandestinas durante la esclavitud por sus posibles efectos emancipadores.

Desde entonces se arrastran preconceptos y estereotipos cultivados por ignorancia e interés de algunos sectores, en mantener y acentuar predominios culturales.
El ritual Kimbanda es el culto a las entidades denominadas Exu y a su par femenino Pombagira, también histórica y erróneamente asociados a magia negra o brujería,
Exu (se pronuncia Eshú) llamado Elegua, Elegbara, Bará, es una entidad sagrada del panteón yoruba, venerado en las religiones de matriz africana.
El término “kimbanda” significa sacerdote-curador o dueño de los misterios y saberes tradicionales necesarios para las curas físicas y espirituales.
La colonización forzó el encuentro de las creencias del blanco europeo, el negro africano y el caboclo aborígen de la llamada América, y prohibió a los pueblos sometidos expresar sus cultos originarios. Así surge el sincretismo que une el santoral cristiano a la cosmogonía afro-indígena.
Exú es el mensajero de los Orixás, quien primero debe ser homenajeado para abrir las puertas de la comunicación entre el orum (mundo espiritual) y el aiyé (mundo terrenal). Sin comienzo ni fin, dueño de los caminos y de la llave que permite la entrada y la salida, principio dinámico, omnipresente, es la energía superior más cercana al plano humano y el que más rápidamente le interpreta: pasional, veleidoso, transgresor, pícaro, celoso, frenéticamente alegre.
Vibra especialmente en encrucijadas o cruces de calles. Se le pide por negocios, amor, conflictos en general, uniones complicadas, decisiones difíciles, juegos de azar, pasiones, trabajo y dinero. A Exu y también a Pombagira su lado femenino, que representa a la mujer valerosa y determinada que lucha por aquello en lo que cree.
El carácter burlón y fuertemente sexuado de Exú fue identificado por los misioneros -primero en Africa y luego en América- como el “Diablo” o “Satanás”.
Algunas etnias lo representan con un falo erecto por tratarse de la divinidad que gobierna la fertilidad de la tierra generadora del alimento. Por ello es asentado en el mercado donde se comercializa el producto de las cosechas, las frutas y los granos como el maíz, señal de abundancia, salud y perpetuidad de la vida.
La tipificación errónea probablemente persistió debido a sus colores rojo y negro, y la asociación al fuego como elemento. Hasta hoy, algunas imágenes tienen cuernos y cola de punta de flecha, junto al tridente de Poseidón como símbolo de poder.
El africano fomentó el mito de la vinculación a la “magia negra” usándolo como defensa y como entrada de dinero y beneficios en una sociedad que le excluía, todavía después de abolida la esclavitud.
Algunos autodenominados pastores venden por televisión a la noche mentiras grotescas sobre “demonios”.
Dicen combatir “la macumba”, que aún bajo ese nombre usado despreciativamente, pertenece únicamente a la religiosidad afroamericana, transgrediendo ostentosamente sin que nadie se inquiete, leyes que penan con cárcel la discriminación religiosa en el derecho positivo uruguayo e internacional.


“¿BOMBA O MACUMBA EN LA FACULTAD DE DERECHO?”

Varios medios de comunicación tomaron la noticia sobre “una presunta bomba, que resultó ser una caja con un muñeco religioso y velas” (¿muñeco religioso?) y algunos se hicieron eco de la broma que nos alude y ofende. Es discriminadora por cierto la idea de sinonimizar el término “brujería” -conceptuada como manipulación mágica para el mal- con el de “macumba”, que sin dudas refiere a los cultos afroamerindios.
Ciertos diccionarios lo definen como: “Culto religioso brasileño de origen africano que toma elementos del vudú. Música y danza derivadas de tales prácticas.” Fuera de las connotaciones peyorativas con que se le suele condimentar, esto no es falso. Pedimos entonces que por ejemplo, si al hablar de los descendientes del continente africano es correcto decir “afrodescendientes” y no “negros”, en este caso se proceda en forma similar. Es bastante fácil de comprender si se intenta sentir como “el otro”.
El señalamiento de un semejante por su diferencia, teniendo como referente a la mayoría dominante socialmente y el consecuente menoscabo o perjuicio de la sensibilidad del aludido, no es una apreciación arbitraria sino que tiene parámetros de medición relativos a la intimidad del ultrajado. Aquí no vale el “yo no lo dije con maldad” o “el no te quise ofender”.
La Umbanda -burlonamente llamada “macumba”- es una religión y estaría bueno que lo comprendieran de una vez. En una época de la humanidad en que nos llenamos la boca de los adelantos tecnológicos y del avance en la ponderación de los Derechos Humanos, es inadmisible que todavía se acorrale el sentimiento religioso de un gran número de uruguayos con estas liviandades. ¿Realmente no se dan cuenta que hieren la sensibilidad espiritual de mucha gente? ¿Porqué no se ríen de algo que sea gracioso para todos?
Si somos una religión lo cual está fuera de debate, no somos brujos ni hechiceros, pues si lo fuéramos entre otras cosas, ya habríamos hecho algo para terminar con estas continuas bardeadas a nuestros ritos sagrados. Más bien somos los parias, los que aún arrastran dolorosas e invisibles cadenas. No bastó por lo visto el oprobio moral ni la sangre vertida de indefensos seres cuyo único “crimen” fue no ser “civilizados” como sus verdugos europeos y no dejarse catolizar a rigor de látigo y cepo, manteniendo más allá de la muerte la fe en los Orixás que por otra parte, hoy profesa mayoritariamente gente de piel blanca.
Evitemos todo esto ¿sí? Ya sabemos que son cómicos los chistes de gallegos por ejemplo, no por eso dejan de ser fundamentalistas e irrespetuosos.
A los afroumbandistas se nos sigue esclavizando actualmente con estas tontas bromitas de la “macumba”, donde subyace el desprecio por nuestros orígenes étnicos, culturales y espirituales.
Aprendamos a bien usar nuestro riquísimo idioma español y de paso no discriminemos “sin querer” porque tal cosa no existe. Siempre hay dolo o culpa conciente en quien diferencia teniendo a menos a un semejante por la razón que sea.
Y por favor no teman a un umbandista. Mi poder si existiere; es el poder de nuestros ancestros africanos e indígenas.
En todo caso es a ellos a quienes disgustan cuando insultan a mi religión.


Susana Andrade
www.atabaque.com.uy

5 comentarios:

  1. Estamos en Uruguay capital Montevideo. Email: maesusana@hotmail.com o face Susana Andrade

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  2. Te felicito mae Susana Andrade me encanto esta forma de exponer tus palabras que siempre son bienvenidas axe de mae oxum

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